RADIM KOPÁČ & JAKUB ŠOFAR
Radim Kopáč (1976) es crítico de arte, redactor, editor y trabajador del Ministerio de Cultura de la República Checa. Firma varios libros, entre los cuales se encuentran El punk está muerto, ¿y quién no? (con P. Sojka, Pulchra, 2016), Praga erótica (con J. Schwarz, Academia, 2017), ¡Absurdo! (Meander, 2018) y Libro de lecturas borrachas (con J. Šofar, Slovart, 2018).
Jakub Šofar (1958) es publicista cultural, redactor, editor y trabajador en la Oficina de Relaciones Internacionales. Firma una serie de libros, entre ellos, Asilo para enamorados (Dybbuk, 2019), Libro de lecturas borrachas (con R. Kopáč, Slovart, 2018) y Para trabajar, diversión I-IV (con J. Nejedlý, BizBooks, 2016-2019).
Un extraordinario libro sobre Praga con el cual el lector realmente conocerá la capital de la República Checa. Y no conocerá una sola ciudad, porque cada uno de los relatos que conforman esta antología nos revela una Praga diferente, vista desde una gran variedad de perspectivas. De un lado, podremos apreciar cómo ha cambiado “la ciudad de las mil torres” desde principios del siglo XIX hasta nuestros días, pasando por múltiples momentos históricos, como la revolución de 1848, la ocupación alemana de 1939, los tiempos de la posguerra, y los años en que fue capital de la Checoslovaquia totalitaria… Podremos contemplar la misma Praga retratada desde los más diversos ángulos espaciales —desde la ventana de un salón, andando por las calles, desde los márgenes del río Moldava, desde el centro o las afueras— y a través de la mirada de los más variados personajes: un príncipe que la recorre en sueños sin jamás encontrar el camino a su palacio; un coleccionista de arte obsesionado con un cuadro maldito; un escritor novato que escribe desde un mísero piso en el corazón de Malá Strana; una guía turística que se asocia a un estafador para obtener mayores propinas; un soldado americano que recorre la ciudad recién liberada del brazo de una joven checa que apenas se comunica en inglés; un prepotente escritor contemporáneo que no cree en la “magia” de Praga y reta a su admiradora a probar su existencia… Y todo esto, guiado por las plumas de un selecto grupo de escritores checos de los siglos XIX y XX, que va desde Tyl y Světlá hasta Kahuda o Pachtová, pasando por Čapek, Neruda y Hrabal, además de los alemanes de Praga, Meyrink, Leppin y Kisch.
Leer Praga, ciudad de cien rostros es una posibilidad de visitar “la ciudad de las hadas” y disfrutar de su poderoso encanto sin tener que trasladarse físicamente a ella. Y para los que ya la conocen, otra oportunidad de recordar lo vivido a través de estos relatos.
prólogo
Veinticinco dedos de Praga
Radim Kopáč
1. Josef Kajetán Tyl (1808-1856). El compositor del texto del himno nacional, de visita en el eterno centro de la prostitución de Praga, alcoholizado por el ponche, junto a una morena y una rubia… y, en los bajos nubarrones sobre su cabeza, la espada de Damocles de la moral estricta, sin duda, no solo la del Renacimiento nacional.
2. Karolina Světlá (1830-1899). Un cielo negro y lluvioso, el agua del río se eleva dramáticamente, los daños materiales suben por la colina hasta la puerta del castillo y, en el reverso, la solidaridad, el apretón de manos, un bautizo en una barca… y la visión de que algún día allí habrá un muelle…
3. Jan Neruda (1834-1891). El malhumorado escritor de folletines regaña a los jesuitas; ejercicios contra San Ignacio, patadas rabiosas a una moneda que, junto a la cruz, tiene también cara. ¿Mero documento de una época o crítica anticipada a cualquier tipo de toxicidad religiosa?
4. Karel Ladislav Kukla (1863-1930). Un famoso cuarentón infame, la cafetería de Braithut como centro de la rebeldía juvenil y el anarquista ruso Bakunin como apóstol de la cultura del té en Bohemia. No siempre los rusos nos atrajeron con amenazas ni dejaron tras de sí una tierra quemada…
5. Gustav Meyrink (1868-1932). El alemán de Praga, esta vez irreconocible: ni mística, ni otros mundos, ni trucos cabalísticos, sino una broma aguda, una sátira convincente y una ironía aún más convincente; en la cúspide, naturalmente, el sentido más profundo.
6. Jiří Karásek ze Lvovic (1871-1951). Un escenario como de Edgar Allan Poe: la visión de una madona con un niño asesinado, una maldición escalofriante que cae sobre las vidas de personas escogidas al azar por el destino, además de un amor profundamente trágico por todo lo que fue… y que irremediablemente no volverá.
7. Paul Leppin (1878-1945). Otra joya de la literatura alemana praguense: un vulgar burdel y la premonición del saneamiento; en la ventana, su reina, una cortesana entre miles, una entre millones; y, sin embargo, en el semáforo de su futuro no brilla otra luz que la más elevada.
8. Jaroslav Hašek (1883-1923). Una broma sobre el discurso burocrático, un viaje a lomos de las formalidades y los formalismos entre absurdos y muy absurdos; a la pregunta de qué hacer si una persona se está ahogando en el río, la respuesta es: «Vaya a ver al guardia más cercano», aunque tarde tres días.
9. Egon Erwin Kisch (1884-1948). Completa el trío de la literatura alemana praguense el «reportero ávido» de inspección en la taberna más antigua de Praga, por donde pasaban con deleite los representantes del demimonde, reforzados por la presencia de instituciones cercanas: un hospital, un manicomio, una morgue.
10. Jaroslav Durych (1886-1962). El inquieto protagonista de camino por el cansancio, el sueño, la confusión del tiempo y del espacio; un angustioso retrato del individuo que se siente en casa en el pasado igual que en el presente; una persona para quien el mundo más cercano resulta imposible de manejar….
11. Karel Čapek (1890-1938). Un nítido plano del detalle y un análisis minucioso en el que cambian gradualmente las reglas; un realista en un viaje de desarrollo hacia el humanismo, donde el abrazo de la amada es, al fin, el abrazo de la verdad y el amor a través de un planeta verde (y de ningún modo azul).
12. Jan Weiss (1892-1972). El que falta en la tríada global, junto a Superman y el Capitán América: el verdadero hombre muelle checo, el fantasma de Libeň, terror de los nazis alemanes y de los colaboradores checos; a no ser que se trate de una leyenda urbana, donde el deseo es padre de la idea…
13. Milena Jesenská (1896-1944). Mosaico de un día clave en la historia de Checoslovaquia, compuesto con un prismático y una lupa en mano; periodismo más allá de la persona y del tiempo, cuyo denominador es el reconocimiento de que los grandes acontecimientos suceden siempre de manera «inesperada y repentina».
14. František Hrubín (1910-1971). Lo que fue, no es; los últimos minutos de un cine, últimos momentos de un cuerpo que se apaga en los malos tiempos históricos; y también un mar de tristeza, pena, nostalgia; además, el reconocimiento de que el autor escribía poemas igual de magníficos en prosa.
15. Bohumil Hrabal (1914-1997). Las raíces del autor: la vanguardia surrealista de la Primera República. Dos postales polvorientas desde Nymburk (donde pasó su infancia y su juventud): una, enviada a Praga (donde Hrabal se realizó); la otra, a la ciudad del Sena (donde todo empezó). En los papeles principales, sin embargo, no participa solo el pasado, también la lengua presente, lo cómico y el simbolismo freudiano.
16. Jindřiška Smetanová (1923-2012). La que quiso tener siempre «un lecho de rosas bajo el cielo» dibuja de repente el fin de una era y la entrada en un «precioso nuevo mundo»; en lugar de partir de Malá Strana al cielo, viaje directo a las fauces de la bestia.
17. Josef Škvorecký (1924-2012). Confusión de lenguas en la Praga de la posguerra; donde hacía poco se pudrían los muertos entre las ruinas, se encuentran los de casa con sus invitados: pasión, inocencia alimentada y desesperación frente a la responsabilidad ante lo pasado, lo presente y lo futuro.
18. Jan Zábrana (1931-1984). Sin barreras, sobre los placeres y las penas del hombre que de repente tenía en el bolsillo «una barbaridad de dinero»; dibujo de un tiempo concreto y de un tipo de persona corriente y, sobre todo, de los complementos básicos, como el amor y el odio, el crimen y el castigo, la pobreza y la riqueza.
19. Roman Ráž (1935). Un torrente infinito de turistas como alimento para un valiente mistificador, jugador del juego más elevado, que, de manera parecida a Juan Nepomuceno, se sirve sobre todo de una lengua ingeniosa: en el Puente de Carlos y debajo de él, en la vida y después de ella.
20. Edgar Dutka (1941). Neruda no acabó, Neruda continúa… y Los cuentos de Malá Strana no son solo el documento de un lugar y de un tiempo, son también un puente flexible entre la imagen y el arquetipo, la obra y la vida, lo pasado y lo actual…
21. Tereza Boučková (1957). De repente, el deseo despertado de una mujer solitaria, expulsada del juego de las relaciones por una antigua traición; un montón de carbón como mecanismo de arranque de un renacimiento físico y espiritual, y la comprobación de que solo es tarde cuando nosotros consentimos.
22. Emil Hakl (1958). Un espectador entretenido de los murmullos callejeros y tabernarios; nuevas lenguas y nuevos actos; en escena, un colinabo ensoñador, «una especie» de ron, aeroplanos sobrevolando Kbely… y, como extra simbólico, un gran malentendido.
23. Václav Kahuda (1965). Un paseo poetizado al estilo hrabaliano por la ciudad al final de una era, la visión mágica de una belleza misteriosa y de un perro salchicha con el morro húmedo; es la noche de Walpurgis y los sueños flotan en el aire como peces en el agua.
24. Miloš Urban (1967). ¿Qué quedó de Ripellino? ¿Pueden encontrarse aún rastros de magia en Praga? ¿Por qué se desplomó una japonesa? ¿Qué mensaje trae la «pequeña ahorcada» del vestido azul? ¿Y quién es ese «otro guaperas»?
25. Hana Pachtová (1971): Un anuncio de los principios de los 90, todo es fresco, exuberante, lleno de pasión, esperanza y aventura; se conversa y se viven toda clase de vidas; todas las fisuras y las tragedias oscuras acechan en la próxima esquina…