SI NO TE VEO EN 25 HORAS, ME MUERO

 

JOSE VÁZQUEZ

Si no te veo en 25 horas, me muero es una de esas novelas que atrapan desde el título. De esas historias que nos toman de la mano, despacio, y nos arrastran hacia los bordes, hacia el mismo abismo que las libera, las justifica y las contiene, dejándonos expectantes, confundidos y sin llegar a entender si nos encontramos frente a una certeza, una sentencia o una ¿amenaza? 

En la víspera de la gala de los premios de cine más importantes del país, el cantante Daniel Cabrera —nominado a la mejor canción—, presa de una angustia inexplicable, publica en las redes sociales una foto con un mensaje que lo convierte rápidamente en tendencia, desatando la curiosidad de miles de seguidores. Su camello de cinco años atrás —un hombre tan excéntrico como entrañable, que se comunica a través de frases de películas— rea­parece en su vida, y una periodista extranjera que cubre la gala del cine, y que fantasea sexualmente con el cantante, lo persigue para entrevistarlo. Ambos lo acompañarán en la trepidante cuenta atrás que serán para Daniel las horas previas al evento.

Si no te veo en 25 horas, me muero es absolutamente cinematográfica y no solo porque la historia que nos cuenta tenga a la industria del cine como escenografía, puesta en escena y telón. La trama, construida a la manera de un guion, está contada en tiempo real y posee todos los elementos que, de serlo, harían de ella una película apasionante. Los sueños de artistas intoxicados por los intereses personales de políticos de turno. La falsa modestia, la doble moral y la perversión detrás de todas esas manos. Mentiras, política y poder. Drogas, amor y deseo. Todo ello con personajes convincentes y llenos de aristas que nos guiarán por una trama repleta de sorpresas.

Porque este es, quizás, uno de los mayores logros de José Vázquez como narrador: saber cómo y de qué manera tensar cada uno de los hilos que atraviesan sus páginas, con la única intención de enmarañarnos los sentidos, los prejuicios y los miedos. Dueño de una prosa tan particular como inconfundible —y con una capacidad admirable para resolver diálogos, crear atmósferas y describir escenas—, este autor nos deja sin excusas. Nos regala la posibilidad de leer un libro y mirar una película al mismo tiempo, y, con ello, nos quita la presión de tener que elegir. 

 



El cine que quiere cambiar el mundo
Enviada especial: Lisa Kelly

 

A solo 24 horas de que comience la gala de los Premios Bom, la atención cinematográfica mundial está puesta en un país pequeño en tamaño y grande en cine. Miles de fans haciendo cola para ocupar un sitio frente a la alfombra verde, doscientos medios acreditados de todo el mundo y millones de espectadores aguardan a que comience esta nueva edición de la fiesta más controvertida del séptimo arte. 

Los Bom se han posicionado en el panorama internacional tanto por la calidad de sus películas como por sus polémicas galas. En la retina mundial se quedó aquella ceremonia en la que se repartieron los galardones cubiertos con un preservativo, un alegato contra las políticas de abstinencia sexual de la administración de turno. Años más tarde, todo el público se puso en pie mostrando sus manos pintadas de blanco para exigir el fin del terrorismo. Con un unánime «no a la guerra» se posicionó el celuloide frente a un gobierno cómplice en una contienda contra aquel otro Estado que, supuestamente, almacenaba armas de destrucción masiva. Hay más imágenes y causas: la violencia de género, la subida de impuestos, los desastres medioambientales, las víctimas de la dictadura y un largo etcétera. 

A pesar de esta extensa filmografía, quizá la palabra «reivindicación» nunca haya atesorado tanto protagonismo como en la gala que se celebra mañana. Las razones son varias. La primera, el momento social, con una crisis económica interminable que ha provocado recortes en los gastos sociales y un espectacular aumento de la pobreza. La segunda, la fecha del calendario, a un mes de las elecciones generales en una población cabreada por los numerosos escándalos de corrupción de los dos partidos más votados. La tercera, la cosecha anual, o sea, las películas. A saber, en esta edición, están nominadas Contratodo, un thriller que cuestiona si el gobierno hace terrorismo; Todo el mundo es bueno… o no, un drama sobre la honestidad individual y colectiva; Penes, vaginas y viceversa, una comedia que gira en torno a la bisexualidad; Regreso a mí, una cinta fantástica con un viaje narcisista en el tiempo; y ¿Por qué a mí?, un documental contra el maltrato animal. Y mañana…, más.